La mano dura del Comité de Crisis para la mayoría de los ciudadanos y la vista gorda con los amigos
Terminó el fin de semana extra largo de la Navidad y las autoridades provinciales permanecieron pasivas frente a la discrecionalidad con la que actuó un funcionario del intendente de La Toma, Ernesto Alí.
Fue notable el descontrol en Villa Larca y Cortaderas donde los municipios organizaron el lanzamiento de la temporada turística con convocatorias que se convirtieron en eventos multitudinarios.
En Villa Larca se estima que hubo alrededor de 5 mil personas y en Cortaderas también se dieron cita cientos de vecinos.
Los municipios eligieron un formato que no tuvo en cuenta las recomendaciones sanitarias y no se respetó el distanciamiento social.
No fueron los únicos lugares.
El caso que generó indignación fue la fiesta clandestina privada organizada en una quinta por un funcionario y colaborador del intendente ultraalbertista de La Toma, Ernesto Alí.
Desde el Gobierno ignoraron que un funcionario haya realizado una fiesta clandestina multitudinaria para recibir la Navidad en tiempos de pandemia. La única forma de que se haya desarrollado este evento es porque Ernesto Quaranta se siente impune.